miércoles, 10 de enero de 2007

Discurso del año tercero de la fundación

FRATES Y SORES:

Ego, Carolus primus magnus magíster ordinis, Remigius, magíster secretarius, Ioaquinus, Petrus, Paulus et Fernandus ut magistri, deximus:
Hoy tercer año de gracia de nuestra era
Bienvenidos todos a esta magna asmblea lúdico-gastronómica anual.
Nos sentimos muy dichosos de ver que por vuestro cuerpo no pasan los siglos y de contemplar que vuestra figura es la retenida en nuestra memoria después de tanto tiempo.
En este año de fastos de 1992, nos han ocurrido muchos eventos, el proceso ha sido tan lento que nos hemos dado cuenta paulatinamente; hemos visto que las sufridoras no sufrían, todo lo contrario, que la marchosa al igual que el desodorante nos abandonaba y no a la seis sino en octubre, que otros cambiaban de estado y en él se quedaban y así...el resto que sería interminable.
En estos tiempos ¡Oh desgracia! En que la cerveza no tiene alcohol, el tabaco carece de nicotina, la carne son hormonas, los pantalones rotos cuestan más que los nuevos, la música comienza a ser el más desagradable de los ruidos, y el amor ¡rayos! Simplemente química.
Hagamos que todas estas calamidades no prendan en nosotros; por ello, “NOS”, los maestres recomendamos:
Bebamos hasta quedar suspendidos en vaporosas nieblas, fumemos hasta hojas de patata, esperando ver alucinaciones de cuerpos gloriosos, devoremos cuanto nos pongan pensando que las hormonas son para otras cosas, que tampoco está mal, vistamos ahora que lo nuevo cuesta menos que lo roto y escuchemos los más deliciosos de los sonidos cual son nuestras melodiosas voces, y respecto al amor ¡Ay amigos! Que os podemos decir que no conozcáis pues, por doctores en la materia os tenemos.
Y ya, al final, viendo todo esto y lo que se nos avecina, rindamos culto a Dionisos, que dilata no sólo las coronarias sino también la pupila y esto es bueno, ya que veremos mejor y más grande, que falta nos va a hacer.
Sin más añadimos, que este año hemos hecho camino tras desterronar a golpe de pie, la inmensa estepa mesetaria poblada de mágicos arbustos de los cuales penden milagrosas lunas de distintos colores, productoras de exquisitos caldos que esperamos saboreéis al tiempo que os harán recordarnos.
HABEMUS DIXIT
“IN VINO VERITAS”
Salud y larga vida a la Orden
Madrid, diciembre de 1992, en el Restaurante Florencio

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